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Algunos perros pueden desarrollar el síndrome de la furia

Síndrome de la furia: ¿Mi perro lo padece?

Los perros afectados por el síndrome de la furia pueden mostrar un comportamiento normal la mayor parte del tiempo, pero experimentan cambios drásticos en su temperamento. Pueden estar tranquilos en un momento y, al siguiente, volverse extremadamente agresivos.

Este síndrome, pese a que es poco común y considerado muy raro por muchos expertos, es una realidad para algunos dueños. En casos extremos se ven obligados a recurrir a la eutanasia, debido a la falta de protocolos para su tratamiento.


¿En qué consiste el síndrome de la furia?

Por lo general, los perros atacan cuando se sienten en situación de peligro, experimentan miedo intenso, estrés, están siendo atacados, o perciben una amenaza para su territorio o para la seguridad de su dueño. Es importante destacar que estos desencadenantes pueden variar según cada animal, y dependen en gran medida de su crianza, antecedentes genéticos y raza. En conclusión, el ataque de un perro no es algo aleatorio ni repentino.

Sin embargo, a los casos excepcionales de perros que atacan de forma súbita, se le conoce como síndrome de la furia, cuyo origen aún no está claro y se considera idiopático.

Los ataques asociados al síndrome de la furia son breves, con una duración máxima registrada de diez minutos o menos. No obstante, son extremadamente peligrosos, ya que durante estos episodios los perros atacan cualquier cosa que tengan cerca, incluido su propio dueño. Además, no muestran signos evidentes de que están a punto de atacar o de estar de mal humor.

Durante el episodio, no responden a órdenes ni reaccionan ante golpes o sonidos fuertes; parecen estar concentrados en su furia, no obstante, mantienen la mirada perdida y aparentan desorientación. Al finalizar el episodio, suelen mostrarse cansados e incluso con una actitud abatida y triste; algunos perros se desmayan.


Diferencias con otras formas de agresión

  • No hay un estímulo evidente que desencadene la agresión por parte del perro
  • La reacción del perro durante el ataque es desproporcionada e intensa
  • Durante el ataque, los ojos del perro pueden tornarse vidriosos
  • Estos ataques repentinos suelen ocurrir entre el primer y tercer año de vida del perro


Posibles causas

Aún no se conocen las fuentes exactas del síndrome, pero se le atribuye a causas fisiológicas. Este síndrome podría ser una forma compleja de epilepsia. También podría ser resultado de algún problema cognitivo derivado de alguna enfermedad subyacente, cuyo síntoma sea brotes de agresividad. Del mismo modo, podría estar asociado a alguna dolencia física específica.

Por otro lado, se cree que la genética desempeña un papel importante en el desarrollo de este síndrome. La mayoría de los perros spaniel, especialmente los Cocker Spaniel de colores sólidos, son propensos a desarrollarlo. Aunque se ha observado en otras razas como el Springer Spaniel, Dóberman, Pastor Alemán, Bernés de la Montaña, San Bernardo y Lhasa Apso.

Además, existe la teoría de que la crianza selectiva puede contribuir a que los ejemplares sean más agresivos, lo que significa que un perro con antecedentes desconocidos podría desarrollar el síndrome debido a la influencia de sus padres.

En general, no se conocen causas específicas del síndrome, y todas estas son especulaciones sobre su origen real.


Diferencias entre el Síndrome de la Furia y la Rabia

A menudo se asume que un comportamiento agresivo repentino en un perro se debe a que está enfermo de «rabia». Si bien es cierto que la agresividad es uno de los síntomas de esta enfermedad, existen diferencias importantes entre el virus de la rabia y el síndrome de la furia. En cualquier caso, es crucial consultar al veterinario si se observa algún cambio repentino en la conducta de la mascota.


1) Comportamiento:

La agresión es repentina e inesperada durante el síndrome de la furia, mientras que, si el perro padece rabia, además de un aumento de su agresividad, también sufrirá de parálisis en parte de su cuerpo, salivación excesiva y ladrido desmedido, así como una evidente repulsión por el agua.


2) Causas:

La rabia es causada por un virus, mientras que el síndrome de la furia puede deberse a un trastorno cognitivo, entre otras posibilidades.


3) Duración:

 La rabia es progresiva hasta causar la muerte del animal, mientras que el síndrome de la furia es un episodio breve, de segundos o minutos.


4) Tratamiento:

No hay cura para la rabia, la única manera de combatirla es a través de la prevención. En cuanto al síndrome de la furia, al ser relativamente desconocido, no existe un protocolo de tratamiento establecido, aunque se ha demostrado que los ansiolíticos pueden ser efectivos, al igual que los anticonvulsivos.