En las antiguas tradiciones, se creía que las brujas necesitaban la compañía de un animal para completar sus hechizos. Este animal, conocido como espíritu familiar, actuaba como guía espiritual, guardián de la bruja, nexo con el otro mundo e incluso como disfraz cuando era necesario.
Estos animales eran llamados simplemente familiares, y desempeñaban un papel esencial en las tradiciones paganas, siendo parte de las creencias que vinculaban a las brujas y sus mascotas con fuerzas sobrenaturales.
El origen de estas historias
Según las leyendas, los familiares de las brujas eran espíritus malignos que ayudaban a sus dueñas en el camino de la magia. Estos seres tomaban la forma de animales, siendo los gatos, especialmente los negros, sus favoritos, debido a su capacidad de camuflarse en la oscuridad. Sin embargo, en otras tradiciones, los familiares también podían aparecer como perros, lechuzas, serpientes, sapos e incluso vacas, mostrando la versatilidad de estas criaturas en diferentes culturas.
Un ejemplo conocido es Agnes Waterhouse, la primera mujer ejecutada por brujería en 1566, quien admitió tener un gato llamado Satanás, un supuesto familiar de bruja, regalo de su hermana. Según ella, el gato era responsable de cometer varios crímenes.
De manera similar, James Device, una famosa bruja de Pendle, confesó comunicarse con un espíritu familiar llamado Dandy, que adoptaba la forma de un perro. Muchos otros, como ella, afirmaron tener familiares en forma de perro, quienes pedían su alma o sangre a cambio de cumplir sus deseos.
Historia de los familiares
La leyenda cuenta que los familiares de las brujas fueron otorgados por el propio demonio. Estos espíritus familiares guiaban a las brujas en sus artes demoníacas, ayudándolas a recolectar ingredientes para pociones, finalizar hechizos o ejecutar actos a distancia, como robar, espiar, maldecir o incluso matar.
Sin embargo, en otras creencias más benignas, estos animales no eran malvados, sino espíritus de la naturaleza que ayudaban a aquellos que eran respetuosos con el entorno y buscaban sabiduría y respuestas.
Mascotas o familiares
Durante la Inquisición y los juicios de las brujas, los familiares cobraron notoriedad. En la realidad, no eran más que simples mascotas de muchas mujeres inocentes acusadas falsamente de brujería. Los animales, especialmente los gatos negros, fueron tomados como símbolos del mal; esto los llevó casi a su extinción en algunas regiones de Europa.
Además, la longevidad de los gatos contribuyó a fortalecer estas creencias. En la época medieval, cuando un dueño fallecía, sus mascotas se heredaban dentro de la familia. Dado que los gatos vivían tanto tiempo, muchas personas pensaban que estos no eran animales comunes, sino familiares de bruja. Según las leyendas, los familiares no se adoptaban; llegaban a manos de las brujas como regalos de otras brujas o del propio demonio.
Perros y gatos han sido nuestros compañeros durante miles de años, no sorprende que la figura mística del espíritu familiar adoptara estas formas. Esto llevó a la injusta culpabilización tanto de los dueños como de sus animales por crímenes y fechorías. Aunque todo es parte de un mito, surge una pregunta: ¿En lugar de haber adoptado una mascota, adoptaste a un familiar?