
La esencia es la misma, pero el contexto cultural varía. Mientras Pet Mom es un término anglosajón adoptado globalmente, Mamá Perruna, o mamá gatuna, según sea el caso, tiene raíces en el español, resonando especialmente en Latinoamérica. Ambas expresiones comparten un mismo corazón.
Ser una Pet Mom responsable implica un enfoque integral en el cuidado de tu mascota. La alimentación balanceada es clave: elegir alimentos de calidad adaptados a su edad, tamaño y necesidades de salud asegura un desarrollo óptimo.
La educación con refuerzo positivo, como premiar con snacks o elogios, fortalece su confianza y crea un vínculo basado en el respeto. Además, las visitas regulares al veterinario no solo previenen enfermedades, sino que detectan problemas a tiempo, garantizando una vida larga y feliz.
La conexión con tu mascota va más allá de lo físico. Notar si está más callado, inquieto o pierde el apetito puede alertarte sobre su bienestar físico o emocional. Celebrar sus logros, como aprender un nuevo truco o superar un miedo, refuerza su autoestima y profundiza la confianza mutua.
Consolar sus miedos durante tormentas, visitas al veterinario o cambios en el hogar demuestra un amor que trasciende las palabras. Este vínculo intuitivo es la esencia de ser una verdadera Mamá Perruna.
Los sacrificios de una Pet Mom suelen pasar desapercibidos. Reorganizar reuniones para pasear a tu perro o cancelar viajes por no encontrar un cuidador confiable son decisiones diarias. Los gastos imprevistos, como emergencias médicas o tratamientos crónicos, exigen ajustar el presupuesto sin dudarlo.
A esto se suma el desgaste emocional de velar noches enteras o lidiar con la ansiedad por su salud. Estos actos silenciosos, aunque agotadores, son el reflejo de un compromiso que solo entienden quienes aman a sus peludos como hijos.
La maternidad de mascotas no es solo juegos y mimos. Implica retos que suelen subestimarse:
Pero estos desafíos se equilibran con momentos únicos: la primera vez que tu gato ronronea en tu regazo, o cuando tu perro corre hacia ti moviendo la cola tras un día difícil.
Marcas, medios y leyes comienzan a validar este rol. En países como Colombia, existen licencias laborales por duelo de mascotas, mientras que empresas lanzan líneas de productos para Pet Moms (collares con mensajes, tarjetas de felicitación, etc.). En España, el gobierno está debatiendo una ley que reconoce a las mascotas como “seres sintientes”, otorgando derechos similares a los de un hijo.
Ya sea que te identifiques como Pet Mom, Mamá Perruna, Padre de Mascotas o Mamá Gatuna, lo esencial es el amor que brindas. La crianza de los engreídos no se puede medir más que en noches sin dormir, risas compartidas y lealtad inquebrantable.
El término Pet Parent (dueño responsable) ha ganado terreno frente a Dog Mom u otros adjetivos, especialmente en contextos formales. Esto se debe a la inclusividad —pues no todos se identifican con roles de género tradicionales— y al profesionalismo, ya que veterinarios y entrenadores usan Pet Parent para evitar malentendidos. Sin embargo, en redes sociales y círculos cercanos, Pet Mom y Mamá Perruna siguen siendo símbolos de orgullo.