Saber que es mejor entre la comida caliente o fría para tu mascota puede ser a veces engañoso. Aunque tanto perros como gatos, tienen un sistema digestivo robusto, es probable que se vean afectados por la temperatura de sus alimentos. Por ejemplo, durante el invierno quizás tus mascotas no quieran la comida fría o a temperatura ambiente; sobre todo los gatos que suelen ser más exigentes.
¿Qué prefiere tu mascota?
Los lobos, perros salvajes y grandes felinos basan su dieta en carne fresca de animales recién cazados. Esta carne está “caliente” debido al calor corporal interno que tenía el animal al momento de su muerte. De aquí que sus primos domesticados prefieran que su comida esté ligeramente tibia, en lugar de completamente fría, en especial cuando la temperatura ambiente es baja.
Sin embargo, la mayoría de los alimentos procesados para mascotas vienen listos para servir, lo que significa que pueden ofrecerse a temperatura ambiente sin necesidad de preparación. Así que a menudo las mascotas no tienen problemas en ingerir la comida tal y como se la damos. Lo cierto es que, son fórmulas y recetas diseñadas para que no requieran ningún tipo de cocción o tratamiento previo.
Por otra parte, el sistema digestivo de las mascotas es capaz de procesar alimentos completamente fríos. Así como en la naturaleza sus primos salvajes logran cazar animales “calientes”, también pescan en aguas muy frías o comen bajo condiciones de clima extremo. Por su naturaleza, las mascotas no tienen problemas con la comida fría.
Pero no hay que confundir «fría» con «congelada». La comida salida directamente del refrigerador o del congelador puede ser perjudicial para su salud. La comida muy fría ralentiza el proceso digestivo de tu mascota, causando molestias como dolor o estreñimiento. Si la comida está congelada, ocasionaría quemaduras por frío en la lengua y la boca. Si ingiere trozos grandes congelados, podrían atorarse en la garganta provocando ahogamiento.
Entonces, ¿No debo calentar todos sus alimentos?
Si compras por lo general croquetas o alimentos secos, no es necesario calentarlos, puedes servir esta comida a tu mascota a temperatura ambiente. Aun así, hay que estar atentos a la textura del alimento, ya que el frío durante el invierno, es capaz de volverlo más duro y difícil de masticar. Además, presentarían molestias digestivas como vómitos o diarrea, especialmente si la temperatura es muy baja para su gusto. Estos casos, no obstante, son poco frecuentes.
Con respecto los alimentos húmedos, revisa las recomendaciones que brinda la marca o la receta. Es posible que al calentar estos alimentos pierdan ciertas propiedades. Cada fabricante indica la mejor forma de servir sus productos o, en todo caso, advierten si no deben ser calentados.
Beneficios de calentar la comida a tu mascota
- El calor de la comida hace que los músculos del estómago y del intestino se relajen, ayudando tanto en la digestión como en la absorción de nutrientes. El sistema digestivo asimila los componentes de los alimentos con mayor eficiencia si la comida está caliente.
- También está el hecho de que algunos ingredientes o preparaciones se ablandan con la comida caliente, ayudando a las mascotas que tienen problemas dentales o que no puedan masticar con facilidad.
- El sabor se ve potenciado con la comida caliente, pues el calor intensifica los aromas que se mezclan en sus alimentos.
- Durante el invierno, ofrecer a tu mascota comida caliente puede ser una excelente manera de ayudarla a mantener su temperatura corporal interna.
¿Cómo calentar la comida de mi mascota?
La manera más recomendable de calentar la comida de tu mascota es a fuego lento en una olla. Tienes la opción de usar el microondas, pero únicamente por unos segundos. Sin embargo, debes tener en cuenta que el microondas quizás no distribuya uniformemente el calor por toda la comida, lo que podría crear puntos calientes que quemarían a tu mascota si los encuentra. Otra opción es calentar la comida mediante un “baño María”, así tienes mayor control sobre la temperatura.
La temperatura ideal de la comida para tu mascota debe ser ligeramente tibia, similar a la temperatura que tú mismo preferirías para tu comida. Es importante evitar servirla demasiado caliente, ya que esto podría ocasionar quemaduras en la boca y la garganta de tu peludo.
Una forma sencilla de verificar la temperatura de la comida, antes de servirla a tu mascota, es colocar una pequeña porción en el dorso de tu mano. Si la sientes demasiado caliente como para tolerarla, significa que también lo estará para tu mascota. En ese caso, espera unos minutos para que la comida se enfríe un poco antes de ofrecérsela.
En conclusión, la decisión de cuál temperatura es mejor para servir la comida de tu mascota depende de los hábitos y gustos de tu engreído. Además de las recomendaciones que pueda darte tu veterinario de acuerdo a su edad, tamaño o padecimiento, en caso de sufrir alguno. Entre la comida fría y la comida caliente, será tu peludo quien tendrá la última palabra.