Si alguna vez te has preguntado por qué a mi perro le gusta tomar el sol, no estás solo. Muchos tutores observan cómo sus engreídos buscan los rayos del sol apenas aparecen, se acomodan en el rincón más cálido de la casa y cierran los ojos como si estuvieran en la playa. Pero, ¿lo hacen solo por placer o hay razones más profundas detrás de este comportamiento tan común?
Lo cierto es que tomar el sol beneficia a los perros en múltiples niveles: físico, emocional y hasta conductual. A continuación, te contamos por qué este hábito es tan importante y qué cuidados debes tener para que disfruten del sol de manera segura.
Calor, comodidad y placer: lo que siente tu perro al sol
La primera razón por la que a tu perro le gusta tomar el sol es simple: el calor les resulta agradable. Su temperatura corporal promedio es más alta que la humana (entre 38 y 39 °C), por lo que el sol les ayuda a mantener el cuerpo caliente sin gastar energía adicional.
Cuando los ves estirarse bajo una ventana o en el jardín, en realidad están disfrutando de una sensación de bienestar profundo. La luz solar relaja sus músculos, calma el estrés y les transmite seguridad. De hecho, muchos perros prefieren los lugares soleados incluso en invierno, cuando el contraste entre el frío ambiental y el calor del sol se siente aún más reconfortante.
Eso sí, debes vigilar el tiempo de exposición. Una sesión de sol controlada es saludable, pero si se prolonga demasiado, el perro puede sufrir deshidratación o golpe de calor. Siempre asegúrate de que tenga agua fresca y acceso a una zona sombreada.
El sol como antiestrés natural
La luz solar estimula la producción de serotonina, conocida como la hormona de la felicidad. Este neurotransmisor mejora el ánimo, reduce la ansiedad y favorece un comportamiento equilibrado.
Por el contrario, la falta de luz puede aumentar el cortisol, la hormona del estrés, y hacer que tu peludo se sienta inquieto o apático. Por eso los paseos diurnos no solo son ejercicio: también son una dosis de luz natural que ayuda a estabilizar su estado emocional.
Así que la próxima vez que veas a tu perro recostado bajo un rayo de sol, déjalo disfrutar. Está equilibrando su cuerpo y su mente de la manera más natural posible.
Vitamina D
Además de mejorar su estado de ánimo, el sol también contribuye al metabolismo de la vitamina D, esencial para el desarrollo de huesos fuertes, músculos sanos y un sistema inmunológico equilibrado. Por supuesto, la dieta sigue siendo la principal fuente de esta vitamina, pero una dosis moderada de sol refuerza su bienestar general.
Los perros no absorben la vitamina D directamente por la piel, como los humanos. En su caso, la luz solar transforma ciertos compuestos de la piel en una sustancia que luego obtienen al lamer su pelaje. Este proceso natural demuestra lo ingeniosa que es la biología canina: incluso su rutina de acicalado tiene beneficios.
Cuando el sol también ayuda a cambiar de look
Otra razón por la que a los perros les gusta tomar el sol es porque el calor y la luz estimulan su piel y pelaje. Durante la muda (especialmente en primavera y verano) el sol ayuda a renovar el pelo viejo y a crecer uno nuevo más saludable.
Además, la exposición solar puede contribuir a que su pelaje luzca más brillante. Eso sí, si notas que se rasca demasiado o aparecen zonas sin pelo, acude al veterinario: una muda excesiva podría indicar un problema dermatológico o nutricional.
El poder del confort
Más allá de lo físico, tomar el sol representa para muchos perros un acto de bienestar emocional. El calor les da una sensación de seguridad y calma que asocian con los momentos de descanso o cariño.
En perros mayores, incluso puede tener un efecto analgésico leve: el calor solar ayuda a aliviar molestias articulares o musculares propias de la edad. No sustituye los tratamientos veterinarios, pero sí puede mejorar su calidad de vida.
Observarás que, tras un rato de sol, muchos perros descansan mejor, tienen más energía y muestran un humor más estable. En definitiva, el sol es una forma de autocuidado canino.
Cuánto sol es demasiado
Aunque a muchos tutores les encanta ver cómo a su perro le gusta tomar el sol, no deben olvidar que el exceso puede ser peligroso. Los perros de pelaje corto o piel clara son especialmente propensos a las quemaduras solares, sobre todo en zonas sensibles como el hocico, las orejas y el abdomen.
Evita la exposición durante las horas más calurosas del día (entre las 11 a.m. y las 3 p.m.) y procura ofrecerle siempre sombra y agua. Si tu perro disfruta de largas sesiones al aire libre, considera aplicar protector solar especial para mascotas.
Y recuerda: el calor dentro de casa también puede ser excesivo. Si los rayos del sol atraviesan una ventana, asegúrate de que el lugar esté ventilado y que tu perro pueda moverse libremente si necesita refrescarse.









