El bienestar y seguridad de nuestras mascotas es una prioridad. Uno de los avances más importantes para protegerlas es el microchip: una pequeña herramienta con un impacto enorme. Pero, ¿Qué es exactamente? ¿Cómo funciona? ¿Y por qué se ha convertido en una necesidad para tutores responsables? Aquí te lo contamos.
¿Qué es un microchip para mascotas?
El microchip es un pequeño dispositivo electrónico, del tamaño de un grano de arroz, que se implanta bajo la piel de tu mascota, generalmente entre los omóplatos. Está hecho de un vidrio biocompatible que no genera rechazo en el cuerpo y tiene una función muy concreta: almacenar un número único de identificación. Este número está vinculado a una base de datos donde figuran los datos del dueño, permitiendo identificar a tu mascota si alguna vez se pierde.
A diferencia de un GPS, el microchip no rastrea ni emite señales constantes. Solo se activa cuando un lector especializado lo escanea. En ese momento, el chip responde con su número de ID, el cual se consulta en una base de datos para contactar al propietario. Así, si tu mascota se extravía y alguien la lleva a una veterinaria o refugio, podrán identificarla y devolvértela.
¿Cómo se implanta un microchip?
El procedimiento es rápido, seguro y no requiere anestesia. Se utiliza una aguja especial para insertar el microchip bajo la piel del animal. Aunque puede generar una leve molestia, es un proceso comparable a la vacunación.
Una vez implantado, no necesita mantenimiento. No lleva batería y tiene una vida útil de por vida. Además, es importante saber que el microchip no afecta la salud ni el comportamiento de tu mascota. Muchos dueños incluso aseguran que sus animales no mostraron ninguna molestia después de la colocación.
¿Qué debes hacer después de colocar el microchip?
Aquí es donde muchos cometen errores: colocar el microchip no es suficiente por sí solo. Es indispensable registrar el número del microchip en la base de datos correspondiente, ya sea la del fabricante o la de tu país. Este paso asegura que, si alguien encuentra a tu mascota, pueda contactar contigo.
Además, debes mantener actualizados tus datos de contacto. Si te mudas, cambias de teléfono o email, recuerda actualizarlo en la base de datos. De lo contrario, el microchip pierde efectividad y no podrán ubicarte.
¿Por qué es tan importante?
Las estadísticas hablan por sí solas. Según datos de asociaciones veterinarias como la AVMA, los perros con microchip tienen hasta un 52 % más de probabilidades de regresar a casa si se pierden. En el caso de los gatos, ese número asciende al 38 %, en comparación con apenas un 2 % en gatos sin microchip. Es decir, la diferencia puede ser vital.
Además, el microchip es obligatorio para viajar con tu mascota a muchos países, ya que sirve como identificación oficial. También puede ser requerido para participar en exposiciones, registros oficiales o seguros.
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Beneficios más allá del extravío
Colocar un microchip no solo se trata de prevenir pérdidas. También fortalece la responsabilidad del dueño y reduce la cantidad de animales abandonados. En muchos países, el microchip es utilizado para detectar a propietarios negligentes, ya que permite rastrear el origen de una mascota.
Y si tu mascota sufre una enfermedad crónica o tiene requerimientos especiales, algunos dueños utilizan el número del microchip como referencia médica en clínicas veterinarias, agilizando la atención en situaciones de emergencia.
¿Tiene desventajas?
Como todo procedimiento, tiene algunas consideraciones. El costo del microchip varía, aunque muchas campañas de esterilización lo ofrecen a precios reducidos o incluso gratuitos. El procedimiento, aunque mínimamente invasivo, puede causar molestias temporales. Sin embargo, los casos de reacciones adversas son extremadamente raros.
Una limitación importante es que el microchip no tiene GPS. Si esperas rastrear en tiempo real a tu mascota, necesitarás un collar con localizador GPS, que complementa, pero no reemplaza al microchip.
Evita estos errores comunes
Uno de los principales errores es pensar que el microchip basta con colocarlo. Si no lo registras o si dejas tus datos desactualizados, se vuelve inútil. También es común asumir que todos los refugios o veterinarias tienen escáneres compatibles, por eso se recomienda usar chips que cumplan con normas internacionales (como ISO 11784/11785).
Otro error frecuente es no verificar periódicamente si el microchip sigue funcionando correctamente. En algunos chequeos médicos, puedes pedir al veterinario que lo escanee como prueba.
Si adoptaste un perro o gato que ya tiene microchip, lo primero que debes hacer es escanearlo para conocer su número y luego contactar a la base de datos correspondiente para actualizar tus datos como nuevo dueño. Nunca asumas que ya está registrado a tu nombre.
El microchip puede hacer la diferencia
Colocar un microchip a tu perro o gato es una forma concreta de demostrar tu amor por él. No se trata solo de cumplir con un requisito legal, sino de tomar una medida real para su seguridad. En muchos casos, es la única vía para reunir familias separadas por accidentes, robos o despistes.
Además, en situaciones de emergencia, como terremotos, incendios o escapes durante paseos, tener este sistema puede marcar la diferencia entre perder a tu engreído para siempre o abrazarlo de nuevo en pocas horas.
Un pequeño chip, una gran tranquilidad
La vida está llena de imprevistos, pero hay formas de estar preparados. El microchip es una de ellas. Es una inversión pequeña, sin efectos secundarios y con beneficios enormes. En un mundo donde las mascotas forman parte esencial de nuestras familias, no hay excusas para no ofrecerles este nivel de protección. Colocarle microchip a tu mascota es una de las decisiones más responsables, seguras y amorosas que puedes tomar.