La clonación de mascotas es posible en la actualidad. Quienes tienen los medios económicos recurren a esta tecnología para prolongar la compañía de sus mascotas durante más años. Esta práctica ha ganado popularidad entre aquellos que pueden costearla.
La clonación de animales ha sido aplicada desde hace un par de décadas en la agricultura y ganadería, para preservar características de animales de granja que potencien su productividad. También es utilizada en laboratorios con fines investigativos. Pero más recientemente, existe un mercado en crecimiento de dueños de mascotas que recurren a este procedimiento, para de alguna manera mantener con vida a sus engreídos.
¿Cómo funciona la clonación de mascotas?
El proceso de clonación busca reproducir el material genético de un ser vivo. En el caso de las mascotas, se realiza una clonación privada o comercial, sin propósitos científicos.
Se obtienen muestras de ADN del animal a clonar (como pelo, saliva, sangre, etc.) para desarrollar en laboratorio un embrión viable. Luego, este embrión se implanta en el útero de una madre de la misma especie, que dará a luz al nuevo animal. Así, la persona recibe uno o varios gemelos genéticos de su mascota.
Este proceso permite tener una segunda o tercera mascota que sea una réplica de aquella que se ha perdido o está enferma. Sin embargo, aunque genéticamente sean idénticos, es importante tener en cuenta que su comportamiento puede diferir.
El problema de clonar a una mascota
Uno de los principales problemas de este procedimiento es que los clones no suelen ser sanos; en muchos casos, ni siquiera son viables. La tasa de éxito puede ser tan baja como el 20%, lo que implica múltiples intentos. Por ende, la producción de numerosos embriones que son desechados hasta lograr un clon exitoso.
Además, se necesitan varios óvulos sanos, y vientres disponibles para llevar a cabo el procedimiento. Los óvulos se obtienen de hembras en celo, estado que de por sí suele ser traumático y doloroso para muchas de ellas. Mientras que el proceso de implantación de los embriones también conlleva riesgos, tantos que algunos implican cirugías. Sin mencionar que el parto de igual modo puede ser peligroso para la madre, sobre todo si ya ha sido sometida varias veces a estos procesos.
Por todo lo dicho anteriormente, existe preocupación sobre el trato ético hacia los animales. La clonación de mascotas conlleva un alto riesgo de sufrimiento para los animales involucrados, quienes podrían experimentar dolor físico y emocional durante toda su vida.
Desde otra perspectiva, contrario a lo que piensan muchos, un clon no es exactamente igual a la mascota perdida. Si bien contiene el mismo material genético, esto no significa que tendrá la misma personalidad. Tal como los seres humanos, la personalidad de las mascotas se construye en base a sus propias experiencias, independientemente de su origen genético. La persona solo tendrá un recuerdo en físico de su mascota, mas no será la misma.
¿Es legal clonar a una mascota?
A nivel mundial sigue habiendo un limbo legal con respecto a esta práctica. Por ejemplo, en Europa están trabajando para prohibir la clonación de animales de granjas, por considerarla maltrato animal. Aunque no hay tal prohibición con respecto a la clonación con fines investigativos. En todo el mundo se observa más o menos el mismo panorama, siendo China, Corea del Sur y los Estados Unidos, los países que ofrecen abiertamente servicios de clonación de animales de compañía de manera privada o comercial.
El problema ético y moral de la clonación se extiende más allá de las mascotas y plantea preguntas sobre la posibilidad de que este tipo de tecnología se aplique a los seres humanos.
Mascotas clonadas de famosos
La cantante y actriz Barbra Streisand confesó en 2018 que obtuvo dos cachorros clones de su perra “Samantha”. El famoso productor Simon Cowell, creador de programas como “American Idol” y “X Factor”, tiene tres Yorkshire Terrier clonados. En la actualidad, los más populares son los cinco perros del ahora presidente de Argentina, Javier Milei, que son clones de un mastín inglés llamado Conan que perteneció al mandatario.
