Cuando una pareja decide separarse, es común pensar en la división de bienes, la custodia de los hijos y los trámites legales. Pero en muchos hogares peruanos, hay un miembro cuya suerte no siempre está clara: las mascotas. Ese compañero peludo que ha compartido años de cariño, paseos y travesuras también queda en medio de una separación. ¿Quién se lo queda? ¿Tiene la ley algo que decir? ¿Y qué pasa con su bienestar?
El perro no es un mueble: es parte de la familia
Hasta hace no muchos años, las mascotas eran vistas legalmente como bienes: algo que se compra, se vende, se hereda o se reparte, como una televisión o una silla. Pero esa visión está cambiando en todo el mundo, y Perú no es la excepción.
La Ley Nº 30407, Ley de Protección y Bienestar Animal, ha marcado un antes y un después. En su artículo 14 establece que los animales son seres sensibles, es decir, que pueden experimentar dolor, sufrimiento, alegría, miedo y otras emociones. Esta sensibilidad es clave para entender que no se trata de “repartir” a la mascota como una propiedad más del matrimonio o la pareja, sino de considerar su bienestar integral.
¿Qué dice la ley peruana sobre las mascotas y el divorcio?
Aunque el Código Civil peruano no regula directamente la custodia de mascotas en casos de separación o divorcio, hay una base legal cada vez más sólida para que los jueces tomen decisiones considerando el interés del animal, tal como se haría con un hijo.
Aquí entra en juego nuevamente la Ley de Protección y Bienestar Animal. En su artículo 5, se enumeran los deberes de las personas hacia los animales, incluyendo:
- Procurar su protección y bienestar
- Evitar causarles daño o sufrimiento innecesario
- Brindar un ambiente adecuado, alimentación suficiente y atención veterinaria
Además, en el artículo 22 se prohíbe el abandono de animales en la vía pública, lo cual puede interpretarse también como una obligación de asegurar su bienestar durante y después de una separación conyugal.
En otras palabras, la tenencia del perro o del gato no debe resolverse únicamente por la propiedad, sino considerando quién puede garantizarle una mejor calidad de vida.
También te puede interesar » ¿Días libres por duelo de mascotas?
¿Cómo se podría decidir en la práctica?
Aunque una figura legal explícita de “custodia de mascotas”, en procesos de divorcio o conciliación, las partes pueden llegar a acuerdos sobre con quién se queda el perro, o la mascota en cuestión. Si habrá visitas, quién asume los gastos veterinarios, la alimentación, etc. Si no hay acuerdo, se podrían considerar las siguientes variables:
- Quién ha sido el cuidador principal de la mascota
- Quién tiene mayor disponibilidad de tiempo para atenderla
- Quién cuenta con mejores condiciones de vivienda
- La relación afectiva entre la mascota y cada persona
Cada vez más se argumenta que, dado el reconocimiento de los animales como seres sensibles, no puede aplicarse el mismo criterio que para un bien material, sino que deben ponderarse derechos, deberes y el bienestar del animal.
¿Y si la mascota fue adquirida antes de la unión?
Este es un punto importante. Si la mascota fue adquirida antes del matrimonio o la unión, legalmente pertenecería a quien lo tenía originalmente, como parte de sus bienes propios.
Pero incluso en ese caso, si el otro miembro de la pareja ha desarrollado una relación afectiva fuerte con la mascota o ha sido parte activa en su cuidado, podría solicitar un régimen de visitas o, en situaciones excepcionales, incluso la tenencia. La emoción y el vínculo humano-animal también pueden ser elementos considerados, aunque todavía no hay jurisprudencia abundante en Perú sobre este punto.
Custodia compartida: una opción cada vez más común
Cada vez más parejas optan por una custodia compartida de la mascota, especialmente si ambos tienen un fuerte lazo emocional con ella. Esta opción requiere madurez, organización y, sobre todo, pensar en lo mejor para el animal.
Algunas claves para que funcione:
- Establecer un calendario claro de visitas o convivencia
- Compartir gastos veterinarios y de alimentación
- Mantener rutinas similares en ambos hogares para no desorientar a la mascota
- Evitar exponer al animal a tensiones o conflictos emocionales
- La custodia compartida puede ser formalizada en una conciliación extrajudicial o incluirse como parte del acuerdo de divorcio.
Lo que no debes hacer
Cuando una relación termina, es normal sentir enojo, tristeza o frustración. Pero utilizar a la mascota como instrumento de venganza o presión emocional es maltrato. Recuerda:
- No escondas ni retengas a la mascota sin autorización
- No lo entregues a terceros sin consentimiento del otro tutor o tutora
- No lo abandones ni descuides su atención veterinaria
Estas acciones podrían ser denunciadas y sancionadas bajo la Ley de Protección Animal, especialmente si se pone en riesgo la salud o el bienestar del animal.
¿Y si no hay acuerdo?
Si la pareja no logra un acuerdo sobre quién se queda con el perro, o la mascota, pueden recurrir a una conciliación donde pueden establecer un régimen de tenencia y visitas. O un proceso judicial, donde se puede solicitar al juez que tome una decisión considerando el bienestar del animal.
Aunque la ley aún no regula con detalle estos procesos, cada vez hay más apertura para incorporar principios de derecho animal en las decisiones judiciales.
En resumen: ¿quién se queda con el perro?
La respuesta no es sencilla, pero debe girar en torno a lo mejor para la mascota. No se trata de ganar una batalla legal, sino de garantizar que ese ser que nos da amor incondicional siga teniendo una vida feliz, estable y protegida.
En Perú, la ley está empezando a reconocer que los animales no son cosas, sino compañeros sensibles que merecen ser tratados con respeto y consideración, incluso cuando los humanos que los rodean deciden tomar caminos separados.
Así que, si estás atravesando una separación y tienes una mascota, piensa primero en ella. Porque en medio de todos los cambios, hay algo que debería prevalecer: su derecho a ser amado y cuidado.